Lucero revindica el pensamiento intuitivo y lo celebra.
Este proyecto reflexiona sobre los distintos estados por los que puede
atravesar una persona que niega el pensamiento intuitivo y después lo acepta.
Es incómodo aceptar que tenemos pensamientos que no provienen de la razón
y que condicionan nuestras decisiones, comunicación con los demás y nuestra
manera de percibir el mundo.
En una sociedad en la que no se habla de la intuición el que lo hace es tachado
de loco o de excéntrico.
Lucero habla sobre lo que está bajo la superficie de las cosas, la intuición, el instinto,
sobre el que ve, el que siente lo que siente los demás.
Tiene algo de revelación y tiene algo de duda.
Tiene algo de luz y de oscuridad.
Lucero es una luz que entra por una ventana, es una mancha en la frente de un animal de pelo oscuro, son los ojos de la cara. Como la intuición que bebe de Lucero como metáfora,
es una sensación.
Lucero es etéreo, se escapa, es sutil pero insistente, se repite durante un tiempo.
Termina y vuelve a empezar eternamente.
Te hace una llamada de atención.
Textos y fotografías: Iciar Vega de Seoane
Diseño : Mon Magán e Iciar Vega de Seoane
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